La formación de un ser humano como persona implica un determinado tiempo y algo imprescindible para ello, es la educación. Este es un tema que ha sido de gran preocupación a lo largo de la historia pero difícil de abordar puesto que depende de varios factores como son la época, la sociedad, la política establecida, etc. Es bien sabido que debe ser inculcada desde los primeros años de vida de un individuo para desarrollarse tanto socialmente como cognitivamente. Aunque algunos piensen que esto es solo tarea correspondiente al ámbito familiar, la escuela desempeña también un papel principal.
Al
igual que nacemos con unas capacidades innatas existen otras que deben ser
adquiridas. Desde pequeños se nos enseñan ciertos modales: saludar, cómo
comportarse, dar las gracias, etc. Esa labor no es exclusivamente de los
padres, pues también aprendemos de nuestros hermanos, abuelos, e incluso de
otros niños. Sin embargo, esto no termina aquí, sino que debe prolongarse en el
ámbito escolar. Es importante aquí clarificar que educación e instrucción son
conceptos distintos, pues el primero hace referencia a hábitos casi
imprescindibles en la vida diaria y el
segundo de ellos a la adquisición de conocimientos inabordables en su totalidad.
No obstante, una no es posible sin la otra, y viceversa. Pero, me gustaría
remarcar algunos aspectos en cuanto a la instrucción. No muchos son conscientes
de que la labor de un maestro no es solo enseñar unos conocimientos, sino
también formar la personalidad de cada uno. Por ello, no merecen desprecio
alguno aquellos profesores de estudios primarios, respecto a aquellos cuya
docencia es, por decirlo de algún modo, más compleja. Hay que tener en cuenta
que estos primeros profesores son claves para el posterior desarrollo académico
de los niños. Son, en parte, quien los motivará para continuar con sus
estudios. Además, hay gente que piensa que cualquiera podría enseñar a sumar y
a restar. Sin embargo, no todo el mundo está capacitado para explicar
determinados conocimientos a educandos primerizos. La sociedad debería ser
mucho más consciente de la gran responsabilidad que recae sobre los docentes
que actúan como “segundos padres” y, por otro lado, en la medida de lo posible,
facilitar su trabajo evitando que lo que debe ser inculcado por parte de los
padres pase a ser deber del profesorado. Si el resultado del proceso educativo
cumple los objetivos hace que una persona más posibilidades de elegir en todos
los ámbitos de su vida. Además, deberíamos dar más importancia a la educación
porque permite el avance tan perseguido por el hombre a lo largo de los años.
Se busca que la educación mejore generación tras generación: creemos que
educaremos mejor a nuestros hijos de lo que nos han educado a nosotros
intentando no repetir los errores de nuestros predecesores.
Para
concluir, y como he intentado mostrar en este texto, la educación es algo
primordial en la evolución de la vida de una persona y debe ser inculcada tanto
en el hogar como en el ámbito pedagógico colaborando mutuamente, ya que
educación e instrucción deben estar siempre fusionadas.